Culpa

La culpa es un cáncer.

Te paraliza.

La culpa es «esto pasa por ti«. Principio y punto y final.

Te desarma.

Y estar hundido es un privilegio de otros, no mío, así que pienso.

En vez de culpa pienso en responsabilidad.

Qué parte tengo yo que ver con lo que sea.

Y lo asumo.

Como asumo que no soy perfecto y me equivoco.

Pero también asumo que intento con más o menos éxito ser menos mierda cada día.

Algunas cosas logro y en otras fracaso.

Ya veré cuántos fracasos me restan para conseguir lo que quiera o si en realidad me renta o necesito y me hace feliz de cualquier modo o me suma.

Si no aporta lo aparto.

¿Qué está de mi mano para mejorar?

¿Quién o qué me ayuda?

¿Quién o qué me hace bien?

¿Quién está conmigo no para señalarme con el dedo sino para consolarme cuando estás hundido?

¿Quién ofrece consuelo cuando no tienes fuerzas?

¿Quién ofrece una mano?

¿Qué he aprendido?

Si me hace bien, bueno es.

Yo soy conmigo y, afortunadamente en mi caso, también soy con otros.

Y camino 

Y sigo.

Con errores y aciertos me caigo. 

Me levanto. 

Sigo andando.

Imagen de cabecera obtenida en Wikipedia: https://it.wikipedia.org/wiki/Giudizio_di_Salomone_(Raffaello)

El Juicio de Salomón, de Rafael (Il Giudizio di Salomone), Museo Vaticano.