Inteligencia Asistida (VII): Preguntas de cabecera

Si los libros de cabecera son aquellos tan buenos que después de leerlos los dejamos ahí para poder volver a consultarlos… En lo que respecta a preguntas sobre Inteligencia Artificial a mí me quedan algunas. Y, creo que por su importancia, no viene mal citarlas. Ya iremos viendo qué descubrimos:

¿Qué información se ha usado para desarrollar los distintos programas que dicen usar Inteligencia Artificial?

Y no me refiero a referencias vagas de repositorios varios. Detalle a nivel bibliográfico. Tanto de documentación como de datos y, dentro de éstos, datos personales. ¿Llegaremos a ver legislación en la que se exija máxima transparencia para poder auditar estos procesos? ¿Por qué una empresa que ha usado material disponible en internet, contenido de todo tipo, no quiere hacer un listado del mismo?

¿Qué nombre deberíamos darle a una Inteligencia Artificial que no es inteligente?

Open AI significa “Inteligencia Artificial en código Abierto”. Open AI ya no es una fundación u organización sin ánimo de lucro. Y no usa código abierto. Su papel ha sido determinante en que estemos ahora hablando del tema. Una empresa que no es abierta aunque se llame “Open” y una tecnología con potencial pero no inteligente. ¿Hasta qué punto condiciona nuestra reflexión del tema el aceptar definiciones incorrectas? FundéuRAE, La Fundación del Español Urgente que cuenta con asesoría de la Real Academia Española,  nombró la Inteligencia Artificial  como la palabra del año 2022. Urgente. Una vez más las prisas. ¿Qué impacto tiene a nivel social normalizar e informar con este vocabulario? ¿Añadimos misnomer al diccionario? 

¿Qué pasará con la limitación de la escalabilidad?

Parece que las últimas actualizaciones publicadas no ofrecen los grandes saltos cualitativos con los que empezó. Lo que encontré realmente interesante no era ya que tuviésemos que separar una vez más entre la expectación y los resultados palpables, sino algo que comparte, y nos recuerda, Alberto Romero: los GPT’s están al máximo. La tecnología parece no haber tocado techo en la parte técnica, pero puede que se queden sin presupuesto. Me alegró cruzarme con este artículo suyo mientras escribía estas semanas: GPTs Are Maxed Out.

Pueden seguirle en The Algorithmic Bridge.

¿Qué sabes de los datos usados para desarrollar esta tecnología?


¿Qué sabes de lo que pasa con tus datos en entornos digitales? ¿Eres consciente de que eres parte de ese proceso? ¿Cómo impacta esta tecnología en lo que piensas y lo que haces?

¿Esto quién lo paga?


Dice el refrán que quien paga manda. Más allá de las suscripciones a versiones premium por 20 euros al mes… ¿Esto quién lo paga? ¿Quiénes están capitalizando y rentabilizando? La Fundación Rockefeller en los años 50 dió a un grupo de científicos el equivalente a 145.000 euros de 2024 para que estuvieran 8 semanas hablando del tema. Hoy las inversiones son de miles de millones. Hay estimaciones de 2023 que decían que Open AI necesitaba 700.000 dólares al día sólo en alojamiento del ya obsoleto Chat GPT-3. 700.000 dólares para que el programa siga funcionando.


¿Será el impacto de la IA distinto al de previas innovaciones tecnológicas? ¿Será mejor para la sociedad global?

¿Qué aprendemos? ¿Qué olvidamos?

Imagen de cabecera: Filósofo en contemplación, Rembrandt van Rijn. Fuente: Historia Arte(HA!)