Inteligencia Asistida (I): ¿Misnomer o falacia?

Hola, buenos días. La Inteligencia Artificial no es inteligente. ¿Seguimos?


Existe una palabra en inglés, Misnomer. Misnomer, del francés mesnomer, significa “mal nombrado”. Lo llamamos de una forma y nos damos cuenta de que no es cierto. Los misnomer son perpetuados. No se cambian aún sabiendo que hacen una referencia fallida. ¿Por qué? Ni idea. Eso sí, se reconoce el error. Algunos ejemplos aceptados son que en inglés a Islandia la llamen Greenland (“tierra verde” a pesar de estar en su mayoría cubierta de hielo) o la famosa Gripe Española de 1918 (no se originó en España). Que hoy hablemos de Inteligencia Artificial me parece una falacia ya que NO es inteligente. Pero si quieren quitarle dramatismo, creo que podríamos adoptar misnomer al castellano y decir que la IA es un malnombre como la copa de un pino.

A dos años del lanzamiento de Chat GPT, ¿qué puede decirse que no se haya repetido hasta el tedio? Sobre Inteligencia Artificial hay que reconocer que el nombre ayuda. Tiene gancho. Y parece ser que estamos ante una diferencia cualitativa. Hace lo mismo que hacían modelos de predicción y análisis de datos pero con más gracia. Un buen nombre puede hacer que el objeto de estudio o la herramienta se rodee de cualidades que no posee, se difunda… y la liemos.

Algo que lleva más tiempo en boga es ese tipo de censura que es la sobreinformación y el muy bien acuñado contenido viral, tendencias y mis queridísimas noticias. Pues bien, mucho se ha escrito sobre el tema pero creo que muy poco sobre la denominación del acrónimo:

I.A. = “Inteligencia Artificial”.
I.A. = I-n-t-e-l-i-g-e-n-c-i-a… ¿Inteligencia?

Aún sigo dudando de si habré ignorado algún ejemplo claro. Uno. Práctico, pragmático, palpable de inteligencia artificial. Y no. Meigas haberlas haylas pero inteligencia artificial… siendo honestos a (¿con?) la palabra, no.

Y no niego la mayor ni digo que sea inútil. Al contrario. En mi caso, llevo este tiempo usándola de forma asidua tanto en análisis de textos, procesos y código… cacharreando para ver qué valor puede tener. Chat GPT, Copilot, Mistral, Gemini…
Además, recuerdo con mucha simpatía que las primeras versiones que se difundieron al gran público eran bastante malas en cálculo. ¿Cómo no me iba a caer bien una tecnología que se parecía tanto a mí? (!). La pena es que, al no ser código abierto, no pude compartir cómo me las he ido arreglando hasta ahora.

Con todo, no quiero dejar de pensar que la clave sigue siendo nuestra propia capacidad de pensar. De razonar. Hasta ahora muchos de los argumentos que se esgrimen para descalificar a la inteligencia artificial no pasan de simplismos superficiales. Y los argumentos, cuando no son razonados y acompañados de cierto pragmatismo o método… creo que des-califican no la validez de la tecnología sino de personas que, simplemente, no piensan, piensan poco y mal… fuera del recipiente…

Lo primero que me interesó de la “Inteligencia Artificial” era, precisamente, si era capaz de razonar. Y por lo que he podido ver razona poco. Complaciente, tibia, políticamente correcta y forzando constantemente el equilibrio y la moderación. Altamente influenciable e incongruente.
Cuesta mucho trabajo lograr que ante un tema desconocido diga “no sé”. ¿Gran sesgo inoculado? ¿Nadie les habló del efecto Dunning-Krugger o nociones básicas de humildad?

Eso sí. Muy buenos modales. Son modelos de lenguaje configurados para caer bien aún a costa de la verdad. Puede que no tengan ni pajolera idea de algo, pero ahí vas a tener tus 15-20 líneas de respuesta.
Saber sabe citar la Wikipedia mejor que yo la tabla del 2. Pero eso no es original ni novedoso.
Es resumir cantidades brutales de datos e información. Y ya sabemos que un ordenador es mejor para lidiar con datos, pero sigue sin ser inteligencia. Una calculadora ya era mejor que yo haciendo sumas y yo me quedé en la “calculadora científica”. A día de hoy, sigo sin verlo. Una inteligencia artificial no inteligente no me genera interés. Lo que sí que me puede seguir pareciendo interesante es su uso. Y para el uso de cualquier herramienta hay que saber qué se quiere hacer y tener el temita trillado. Un martillo, por ejemplo. Si no has clavado una tacha en tu vida pues ya puedes tener el mejor martillo del mundo que ya te digo yo que la tacha va cambada y que tengas mucho cuidado con la puntería porque los dedos suelen estar muy cerca. Podemos hablar de un martillo que es muy bueno y mucho bueno, pero (spoiler) no es el martillo de Thor.

Imagen de cabecera, La Traición de las imágenes, René Magritte. Fuente: La traición de las imágenes – René Magritte – Historia Arte (HA!)